Carcel La Victoria cuando llueve
La Victoria es una mascarada, un disfraz percudido, un sepulcro blanqueado, mientras sucede cualquier cosa -inalcanzable para la imaginación de Dante- que queda, frente a las dimensiones de aquel escenario, como un “chivito jarto e jobo”.
Encarcelados y carceleros llegan a formar una tétrica coreografía en aquel reino de la muerte.
Nunca había entrado a una cárcel, me costó trabajo decidirme, pero dicen que la cárcel es uno de los sitios donde se conoce a los amigos.
Un amigo -llamémosle Armando- cayó preso por cosas que no vienen al caso comentar, lo condenaron a tres meses de prisión y me vi rumbo a la Cárcel Penal de La Victoria. Le compré algunas cositas para su higiene personal, algo de comer, y me lancé a abordar una guagua en la avenida Máximo Gómez con destino a Villa Mella.
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