San cristóbal. Dieciséis familias del callejón Uno, del barrio Jeringa, en este municipio, quedaron a la intemperie después que un fuego destruyera las casitas de madera y zinc en las que vivían apiñados.
Ayer, mientras lamentaban la tragedia que los dejó en la intemperie, daban gracias a Dios porque no hubo víctimas humanas. "No nos dio tiempo a sacar nada porque el fuego nos arropó", explicó Pascual Lorenzo Sierra, uno de los sobrevivientes del siniestro.Leer mas
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