martes, 29 de junio de 2010

Joven asesinado deja hija e incertidumbre

"¿Y papi?" preguntaba Lizbeth, la hija de 2 años de Abraham Ramos Morel, asesinado la madrugada del domingo por una patrulla de la Policía Nacional. La niña, en su inocencia, hacía burbujas de agua de jabón en la sala de la funeraria San Juan.

Ayer, Samuel Ramos, padre de la víctima, se presentó al Palacio de la Policía en busca de respuestas. Réplicas que la Policía dará cuando termine la investigación del caso: "Si se determina que los agentes actuaron como se ha dicho, serán cancelados y puestos a disposición de la justicia", dijo el portavoz de la Policía, Nelson Rosario.

Mientras, el procurador General de la República, Radhamés Jiménez Peña, instruyó a través de oficio al fiscal del Distrito Nacional, Alejandro Moscoso Segarra, investigar el caso.

Don Samuel tenía dos hijos Marlennys, la mayor, y Abraham. El menor fue asesinado en su presencia. Un disparo de un agente de la PN atravesó su nuca cerca de la 1:30 am en la avenida Pedro Livio Cedeño, casi esquina a Padre Castellanos. El joven que recién cumplía 23 años murió en el hospital Moscoso Puello.

"Eso es increíble, me lo mató un rastrero acabando de cumplir ese día 23 años", dijo Samuel.

Abraham era estudiante de derecho de la Universidad del Caribe, cursaba el sexto semestre. Los estudios, su hija y el gimnasio eran su prioridad.

Cuentan los vecinos que la mayor parte del tiempo padre y vástago se la pasaban juntos en la barbería de la avenida Nicolás de Ovando #166. Allí sólo queda una foto de los hijos cuando eran niños.

El cuerpo de Abraham será velado hasta la mañana de hoy en espera de la llegada de su madre que arribaba ayer de España. Al mediodía será trasladado al cementerio de Cristo Rey, lugar del sepelio.


De OMAR SANTANA

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