jueves, 12 de noviembre de 2009

Un perro podría ser peor para el medioambiente que un todoterreno de gran cilindrada

ESTUDIO DE DOS ECOLOGISTAS

Los Vale son profesores en la Universidad Victoria de Wellington, en Nueva Zelanda, y han escrito un libro cuyo título nos da una idea del polémico contenido: "El momento de comerse al perro: la verdadera guía para un modo de vida sostenible" del que se hace eco la página New Scientist. En él analizan, si bien con el cuestionable método de la "huella ecológica" (muy utilizado por los ecologistas, eso sí) el impacto que tienen sobre el medio ambiente diferentes animales de compañía.

La sorpresa llega cuando se compara el impacto de las mascotas con el de otras cosas que, en principio, nos parecerían mucho más contaminantes: un todoterreno de gran cilindrada que haga unos 20.000 kilómetros al año será algo menos contaminante que un perro de tamaño medio y un 20% más "ecológico" que uno de gran tamaño como un pastor alemán.

La razón de esto es el consumo alimenticio del can, que según el cálculo de los autores del libro es de 90 gramos de carne y 156 de cereales al día. Como los alimentos para perros están deshidratados, esto se correspondería con una dosis real de 460 gramos de carne fresca y 260 gramos de cereal.

La producción de todo ese alimento supone una huella ecológica de 0,84 hectáreas que para un perro de mayor tamaño llegaría a superar la hectárea. Mientras tanto, un todo terreno de gran cilindrada (en el estudio se utiliza como ejemplo un Toyota Land Cruiser de 4.6 litros) que haga unos 20.000 kilómetros al año tendría una huella ecológica de menos de 0.80 hectáreas, incluyendo en este cálculo tanto el combustible consumido como la energía necesaria para su fabricación.

Si el modelo es un coche menos grande y potente la diferencia sería aún mayor: un perro de gran tamaño podría resultar hasta tres veces más negativo para el medio ambiente que, por ejemplo, un Volkswagen Golf.

La elección obvia parece ser decantarse por otro tipo de mascotas que consuman menos recursos, pero la realidad es que es difícil encontrarlas: hasta un pequeño pez de colores para nuestro acuario genera una huella ecológica comparable a la de dos teléfonos móviles.
 y la caca:

Excrementos peligrosos
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