Actualmente nos encontramos atravesando a nivel mundial una crisis económica, lo cual podría representar una amenaza en la estabilidad de muchas relaciones de pareja. Los tiempos de crisis son sinónimo de cambios; que en ocasiones las parejas no están preparadas para enfrentar. Se comienzan a reducir los gastos, racionan o eliminan por completo las salidas y se enfocan en lo que es estrictamente necesario para sobrevivir. La crisis económica puede traer como consecuencia disfunciones sexuales, estrés, depresión, ansiedad, angustia y problemas de comunicación. Estas situaciones nos presentan un escenario con pocas probabilidades para el encuentro sexual.
Algunas parejas pueden disminuir su frecuencia de relaciones sexuales por el estrés que están enfrentando y pueden llegar a pensar que han perdido el deseo o peor aún que tienen alguna disfunción sexual. Como por ejemplo, puede ocurrir en el hombre si no logra una erección durante el encuentro sexual. Esto podría llevar a este hombre a evitar cualquier tipo de contacto sexual. Por otra parte, la pareja podría definir ese rechazo como falta de interés, pérdida de amor y en el peor de los casos podría pensar que su pareja le es infiel.
Denise Knowles, terapeuta sexual, dice que “la incertidumbre económica puede crear ansiedad en la gente” sobre todo si a esto se le suma la posibilidad de perder el empleo, tener que buscar un empleo nuevo o trabajar más horas para compensar la pérdida del trabajo de la pareja. No cabe duda que al terminar un día tan estresante es más probable que se tenga menos deseo de propiciar un encuentro sexual.
El estrés derivado de los problemas económicos repercute en una baja actividad sexual, ya que cuando las personas no tienen trabajo o poseen deudas, llevan esas preocupaciones a la cama, lo cual no les permite tener una sexualidad plena.
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