SAN QUINTIN, Baja California.— ¿Comida podrida, excremento? Ningún campesino se detiene a investigar que es lo que salpica sus rostros. El hambre es tal que en los campos agrícolas de San Quintín, la cosecha de basura ha suplido al campo.
A sus nueve años Mercedes Cruz es la más ágil separando pañales podridos, vidrio y animales muertos. Sus manitas antes veloces desprendiendo tomates ahora rasgan bolsas, rompen artefactos, todo, para encontrar el pedazo de fierro o una lata de aluminio que le darán de comer por ese día.Leer más
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