El párroco, que dio positivo en un test de alcoholemia, terminó detenido por los gendarmes y tendrá que responder ante la justicia, ya que el agredido presentó una denuncia.
Lo ininteligible del balbuceo del religioso cuando intentaba celebrar el oficio llevó a los empleados de la funeraria a interrumpir el sermón y a solicitar al párroco que se disculpase ante los familiares.
Pero el religioso se negó y reaccionó violentamente, lanzando un puñetazo contra un amigo del hijo de la difunta, antes de que llegaran los gendarmes que, tras comprobar que el cura estaba ebrio.
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