Aquí no se respeta nada de lo que dice la ley de tránsito y no hay que distinguir entre conductores de vehículos públicos, motociclistas, carros privados, yipetas, mujeres u hombres. El deporte nacional es violar la ley de tránsito.
No ocurren más accidentes que lo que autorizan las infracciones a la ley porque manejamos a la defensiva, permitiendo que energúmenos al volante se salgan con la suya, aun sea poniendo en peligro la vida de los demás.
Los conductores somos demasiado pasivos ante las violaciones a la ley y los Amet parecen estar cansados. No pueden con los motociclistas; si multan a los de carro público, los sindicatos les hacen una huelga. Pagan siempre los de clase media, porque tampoco se meten con los "jefes".
¡Ay, este país de desiguales!
Fuente:http://estepaisdemierda.blogspot.com/
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